Francisco Botella Romero
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La principal causa de desnutrición en nuestro entorno es la enfermedad. Esta circunstancia lleva asociada un aumento en los costes derivado del aumento de los días de hospitalización, que conlleva un mayor número de pruebas complementarias y el incremento del soporte nutricional artificial y/o de medicamentos para tratar las complicaciones, lo que supone una carga económica muy importante.La mayoría de los pacientes malnutridos o en riesgo de estarlo pueden beneficiarse de apoyo nutricional por vía oral, lo que incluye modificaciones de la dieta (fortificación, snacksextras, etc.), prescripción de una dieta personalizada por una dietista y el uso eventual de suplementos nutricionales orales (SNO).Diversos metaanálisis han demostrado beneficios en el uso de SNO en la recuperación ponderal, en la disminución del número de complicaciones y de reingresos y en una mejoría funcional sin que se produzca una reducción de la ingesta habitual de alimentos. El uso de SNO es particularmente coste-efectivo en determinados subgrupos de edad (ancianos con fragilidad), estado nutricional (desnutrición previa) y enfermedad subyacente (fractura de cadera, cirugía abdominal, etc.). Por otra parte, un paciente que transita entre diferentes entornos sanitarios (centro de salud, residencia sociosanitaria, hospital de agudos) presenta dificultades añadidas para evaluar el efecto del apoyo nutricional, ya que el gasto que realizamos en un entorno repercute con frecuencia en otro (por ejemplo, en los reingresos hospitalarios). Esta circunstancia dificulta el control por parte de los agentes reguladores de la prescripción y genera el debate sobre la continuidad de los tratamientos en los diferentes escenarios. La repercusión de un episodio de hospitalización en el estado funcional a treinta días del alta (“síndrome posthospitalización”) constituye un periodo transitorio de especial vulnerabilidad en episodios de comorbilidad y de riesgo de reingreso. El apoyo nutricional (consejo dietético más uso de SNO) genera ahorros de alrededor del 5% del gasto sanitario en los grupos de intervención en comparación con la práctica habitual, junto con una disminución significativa del número de reingresos hospitalarios.El apoyo nutricional a lo largo de los distintos escenarios en los que se encuentre el paciente ha demostrado ser coste-efectivo, ya que no supone costes extras por unidad de mejora, tanto clínica como funcional, por lo que puede ser defendido desde el punto de vista del gasto sanitario.Estos resultados subrayan la necesidad de prestar atención a la detección del riesgo de desnutrición y a su tratamiento como parte del cuidado médico estándar en el proceso de transición entre el hospital y el domicilio del paciente.Es responsabilidad de los gestores asegurar que en sus centros se realice de forma rutinaria la detección y el tratamiento de la malnutrición, tanto en el ámbito hospitalario como en residencias sociosanitarias y en el domicilio, así como integrar la nutrición clínica entre los cuidados médicos estandarizados de cualquier paciente, lo que plantea la importancia de incluir conocimientos en esta materia en los planes formativos del personal sanitario.
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